Literature
Ian fruncio el ce and ntild
Ian frunció el ceño por décima vez desde que Laina le había arrastrado a su habitación, cruzándose de brazos e incluso bufando, muestra de que su paciencia comenzaba a llegar al límite. Estaba algo molesto ya de por sí con ella porque, aunque había querido tratar las heridas de la navegante en primer lugar, la chica le había insistido hasta la saciedad en que la dejase para el final, ya que, según ella, había otros que merecían más atención. Cosa que era mentira. Pero por no escucharla demasiado, le había hecho caso, aunque esa mala